El centro histórico de Trujillo posee muchas virtudes que deleitan la mirada de cientos de transeúntes. Muchos devotos de la fe cristiana católica visitan los numerosos templos que transcriben cientos de años de historia dentro de nuestra ciudad. La Catedral, La Iglesia del Carmen, Santa Clara, Santo Domingo, San Francisco, muchos santos pero casi nadie visita San Lorenzo, “la iglesia de los pobres” que actualmente proyecto una imagen descuidada.
La famosa reliquia de épocas coloniales, conocida como “la iglesia de los pobres” por albergar a muchos indígena maltratados en su merced, se encuentra entre los jirones Ayacucho y Colón, de modesta arquitectura, en su interior se pueden apreciar el retablo mayor de estilo Rococó (1774), un cristo yacente de invalorable factura, un mural al fresco del maestro mochero Pedro Azabache es el atractivo más saltante que no puede dejar de ver en esta modesta iglesia.
La fachada de la Iglesia San Lorenzo tiene un portón de madera a dos abras con sus postigos, clavos ornamentales. Tiene un arco de medio punto, con archivolta, que descansa sobre impostas. Tiene enjutas. Posee un entablamiento, friso y cornisa. En la parte superior hay un frontón curvo partido. Hay una hornacina, con la imagen de San Lorenzo son característicos del Perú septentrional en el siglo XVIII, que se erigió con posteridad al terremoto de 1759.
Las pilastras contiene elementos jónicos en la primera, y en la segunda hay hornacinas, pilastras, entablamento, tiene pináculos, tiene una cupulita y remata en una cruz latina de madera. En la parte interna, la planta es una cruz latina, es de una sola nave y está constituida por: El coro alto, La nave presenta una arquitectura modesta, la bóveda es de cañón corrido y está conformado por ascos de tablas.
Este templo eclesiástico fue reedificado en tiempos del obispo Francisco Javier Luna Victoria quien tomó el cargo en 1759, justo el año del sismo, por ello la restauración debió llevarse a cabo durante su obispado, en la segunda mitad de los años 60, culminándose con la ejecución de su retablo mayor.
Es una de las iglesias menores o vice parroquial de Trujillo, siendo una de las más antiguas data de la segunda mitad XVIII. De modesta arquitectura, como que estuvo al servicio de las clases pobres o populares, como ya se mencionó fue reedificada gracias al financiamiento del obispo Luna Victoria, quien tuvo a cargo el financiamiento de los templos afectados por el sismo de 1759.
En su interior se pueden apreciar el retablo mayor de estilo rococó (1774) un cristo de invalorable precio, un mural al fresco del maestro mochero Pedro Azabache, es el atractivo más resaltante que no se puede dejar de ver en esta modesta iglesia. El Retablo Mayor es una obra fabricada alrededor de 1770, una creación original e ingeniosa. Las columnas están compuestas por hileras de urna y sobre la cara de cada una hay una concha o planta estilizada.
El ancho y cerrado tabernáculo (de estilo neoclásico de plata y un nicho dorado en la parte superior) que guarda la estatua dedicatoria es la nota dominante en la estructura. Los motivos rococó se hallan subordinados a un esquema bien organizado. El escudo carmelita en el tabernáculo indica que fue traída de Santo. Las columnas en espiral pertenecen a este altar.
San Lorenzo lleva un hábito blanco y casulla dalmática de color rojo, está casi a la entrada y mira hacia el piso como adolorido de cargar en el un martirio. En su mano derecha lleva una parrilla, su símbolo iconográfico. En la mano izquierda lleva una iglesia. En la cabeza lleva una aureola que significa el resplandor que corresponde a la gloria alcanzada por sus méritos y virtudes.
El santo patrón de esta casa de Dios fue, en vida, el archidiácono del Papa Sixto II, que fue ejecutado durante la persecución de Valeriano. Lorenzo guardó todos los bienes de la iglesia, contra el Pode del estado. El prefecto lo citó y le exigió la entrega de toda la fortuna de la iglesia. Lorenzo lo llevó un templo y le mostró a los ciegos, mudos, paralíticos, que estaban allí reunidos, estos son nuestros tesoros” el prefecto interpreto tales palabras como un escarnio y ordenó el suplicio.
El santo fue azotado con escorpiones, golpeado con bolas de plomo. Su fortaleza indujo a muchos soldados a convertirse en cristianos, encolerizado por esto del prefecto hizo tender a Lorenzo en una parrilla colocada sobre las brazas. Transcurrido algún tiempo, el santo dijo con toda tranquilidad. “Ahora ya puedes mandar que den vuelta a mi cuerpo, pues de este lado ya esta bien asado” cuando también la otra parte estuvo tostada y abrazada por las brazas dijo: “Ahora mi carne está completamente asada, ya puedes comer de ella”. Elevó sus ojos al cielo y expiró.
Las esculturas aguardan un misterio, el silencio golpea las paredes y las imágenes hablan con voz sigilosa. Cristo Redentor, San José con el Niño, Divino Niño Jesús, la Virgen de Fátima son vivas manifestaciones de una época donde los pobres se arrodillaban y clamaban por amor y misericordia ante una sociedad aún injusta.
En el lado izquierdo, se encuentra la figura de La última cena, también se encuentra expuesta “La Virgen de Guadalupe”. En el lado derecho tenemos el cuadro de San Antonio, La Crucifixión, San Pedro, La Piedad y las estaciones de la pasión de Cristo, que son catorce en total.
Son cuatro las personas que permanecen en el templo durante casi todo el día muy a parte del sacerdote; la secretaria, el sacerdote, el joven que toca la guitarra y el monaguillo. Ruperto García es el actual sacerdote de la iglesia y ya lleva aquí ya más de 10 años de labor. Las ceremonias se realizan a las seis de la tarde, don Ruperto debe apurarse sin dejar espacio a alguna petición de fe antes.
Julia Díaz García es la secretaria del templo desde hace tres meses. Su parca y cauta apariencia son muestra de ciertas doctrinas religiosas que recibió de muy joven en este monasterio. “Ser sobrina del Padre Ruperto García no ha sido tarea fácil”, dice mientras sonríe tímidamente con la mirada centrada en el escritorio.
La actual apariencia descuidada de la iglesia se debe a algunas coordinaciones con el Instituto Nacional de Cultura conjuntamente con los miembros de esta antigua casa eclesiástica. Ellos reciben apoyo de la Advenida de Alemania; sin embargo, la señorita Julia dice: “Es difícil hacer un cambio dentro de la fachada o dentro del templo porque las coordinaciones que hemos intentado hacer dentro de la iglesia son inaccesibles. Siempre están poniendo trabas y el proceso es lento”.
¿Es que acaso el ministerio de cultura dentro de nuestra ciudad anda tan descuidada que ya no hay apoyo para las iglesias como San Lorenzo?, o es que quizás ¿ se trata de la mala administración que las autoridades de la prestigiosa casa cultural no quieren aceptar?
La famosa reliquia de épocas coloniales, conocida como “la iglesia de los pobres” por albergar a muchos indígena maltratados en su merced, se encuentra entre los jirones Ayacucho y Colón, de modesta arquitectura, en su interior se pueden apreciar el retablo mayor de estilo Rococó (1774), un cristo yacente de invalorable factura, un mural al fresco del maestro mochero Pedro Azabache es el atractivo más saltante que no puede dejar de ver en esta modesta iglesia.
La fachada de la Iglesia San Lorenzo tiene un portón de madera a dos abras con sus postigos, clavos ornamentales. Tiene un arco de medio punto, con archivolta, que descansa sobre impostas. Tiene enjutas. Posee un entablamiento, friso y cornisa. En la parte superior hay un frontón curvo partido. Hay una hornacina, con la imagen de San Lorenzo son característicos del Perú septentrional en el siglo XVIII, que se erigió con posteridad al terremoto de 1759.
Las pilastras contiene elementos jónicos en la primera, y en la segunda hay hornacinas, pilastras, entablamento, tiene pináculos, tiene una cupulita y remata en una cruz latina de madera. En la parte interna, la planta es una cruz latina, es de una sola nave y está constituida por: El coro alto, La nave presenta una arquitectura modesta, la bóveda es de cañón corrido y está conformado por ascos de tablas.
Este templo eclesiástico fue reedificado en tiempos del obispo Francisco Javier Luna Victoria quien tomó el cargo en 1759, justo el año del sismo, por ello la restauración debió llevarse a cabo durante su obispado, en la segunda mitad de los años 60, culminándose con la ejecución de su retablo mayor.
Es una de las iglesias menores o vice parroquial de Trujillo, siendo una de las más antiguas data de la segunda mitad XVIII. De modesta arquitectura, como que estuvo al servicio de las clases pobres o populares, como ya se mencionó fue reedificada gracias al financiamiento del obispo Luna Victoria, quien tuvo a cargo el financiamiento de los templos afectados por el sismo de 1759.
En su interior se pueden apreciar el retablo mayor de estilo rococó (1774) un cristo de invalorable precio, un mural al fresco del maestro mochero Pedro Azabache, es el atractivo más resaltante que no se puede dejar de ver en esta modesta iglesia. El Retablo Mayor es una obra fabricada alrededor de 1770, una creación original e ingeniosa. Las columnas están compuestas por hileras de urna y sobre la cara de cada una hay una concha o planta estilizada.
El ancho y cerrado tabernáculo (de estilo neoclásico de plata y un nicho dorado en la parte superior) que guarda la estatua dedicatoria es la nota dominante en la estructura. Los motivos rococó se hallan subordinados a un esquema bien organizado. El escudo carmelita en el tabernáculo indica que fue traída de Santo. Las columnas en espiral pertenecen a este altar.
San Lorenzo lleva un hábito blanco y casulla dalmática de color rojo, está casi a la entrada y mira hacia el piso como adolorido de cargar en el un martirio. En su mano derecha lleva una parrilla, su símbolo iconográfico. En la mano izquierda lleva una iglesia. En la cabeza lleva una aureola que significa el resplandor que corresponde a la gloria alcanzada por sus méritos y virtudes.
El santo patrón de esta casa de Dios fue, en vida, el archidiácono del Papa Sixto II, que fue ejecutado durante la persecución de Valeriano. Lorenzo guardó todos los bienes de la iglesia, contra el Pode del estado. El prefecto lo citó y le exigió la entrega de toda la fortuna de la iglesia. Lorenzo lo llevó un templo y le mostró a los ciegos, mudos, paralíticos, que estaban allí reunidos, estos son nuestros tesoros” el prefecto interpreto tales palabras como un escarnio y ordenó el suplicio.
El santo fue azotado con escorpiones, golpeado con bolas de plomo. Su fortaleza indujo a muchos soldados a convertirse en cristianos, encolerizado por esto del prefecto hizo tender a Lorenzo en una parrilla colocada sobre las brazas. Transcurrido algún tiempo, el santo dijo con toda tranquilidad. “Ahora ya puedes mandar que den vuelta a mi cuerpo, pues de este lado ya esta bien asado” cuando también la otra parte estuvo tostada y abrazada por las brazas dijo: “Ahora mi carne está completamente asada, ya puedes comer de ella”. Elevó sus ojos al cielo y expiró.
Las esculturas aguardan un misterio, el silencio golpea las paredes y las imágenes hablan con voz sigilosa. Cristo Redentor, San José con el Niño, Divino Niño Jesús, la Virgen de Fátima son vivas manifestaciones de una época donde los pobres se arrodillaban y clamaban por amor y misericordia ante una sociedad aún injusta.
En el lado izquierdo, se encuentra la figura de La última cena, también se encuentra expuesta “La Virgen de Guadalupe”. En el lado derecho tenemos el cuadro de San Antonio, La Crucifixión, San Pedro, La Piedad y las estaciones de la pasión de Cristo, que son catorce en total.
Son cuatro las personas que permanecen en el templo durante casi todo el día muy a parte del sacerdote; la secretaria, el sacerdote, el joven que toca la guitarra y el monaguillo. Ruperto García es el actual sacerdote de la iglesia y ya lleva aquí ya más de 10 años de labor. Las ceremonias se realizan a las seis de la tarde, don Ruperto debe apurarse sin dejar espacio a alguna petición de fe antes.
Julia Díaz García es la secretaria del templo desde hace tres meses. Su parca y cauta apariencia son muestra de ciertas doctrinas religiosas que recibió de muy joven en este monasterio. “Ser sobrina del Padre Ruperto García no ha sido tarea fácil”, dice mientras sonríe tímidamente con la mirada centrada en el escritorio.
La actual apariencia descuidada de la iglesia se debe a algunas coordinaciones con el Instituto Nacional de Cultura conjuntamente con los miembros de esta antigua casa eclesiástica. Ellos reciben apoyo de la Advenida de Alemania; sin embargo, la señorita Julia dice: “Es difícil hacer un cambio dentro de la fachada o dentro del templo porque las coordinaciones que hemos intentado hacer dentro de la iglesia son inaccesibles. Siempre están poniendo trabas y el proceso es lento”.
¿Es que acaso el ministerio de cultura dentro de nuestra ciudad anda tan descuidada que ya no hay apoyo para las iglesias como San Lorenzo?, o es que quizás ¿ se trata de la mala administración que las autoridades de la prestigiosa casa cultural no quieren aceptar?
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